14 sept 2014

LAS FLORES QUE ÉL TE REGALÓ YA DEBEN DE ESTAR MUERTAS.




Ayer pase por ese restaurant al cual nos prometimos ir a cenar y nunca fuimos,
recuerdo haber ido una semana antes para reservar la mesa y echar un vistazo al menú,
se percibía un ambiente romántico en el aire y al fondo se escuchaba el maestro Vivaldi,
todo era perfecto para poder confesarte mi amor contenido de hace unas semanas.

Esperé por horas tu llamada, me puse mi mejor atuendo y te escribí un poema:
el teléfono jamás sonó.

Me sumergí en el alcohol, el cigarro y la cocaína,
y en la noche y en los cuerpos de otras damas,
y me morí y renací siendo otra persona,
aquel caballero se extinguió para darle paso a un patán. 

Te juro que aún no entiendo,
no logro asimilar como prefieres el materialismo de ese tipo,
que no te presta atención por estar viendo tu escote,
que presume con sus amigos lo que íntimamente hicieron la noche pasada
y que te trata como un objeto, aunque tu ciegamente no te des cuenta.

Es que, ¿como puedes preferir su egocentrismo?
sus regalos materiales y sus palabras de mentiras,
date cuenta de la intención con que se hacen,
porque mientras las flores que él te regaló ya deben de estar muertas,
mis escritos te hacen eterna.

Para mi eres eso, eres eterna y eres una deidad,
para él eres como esas flores, solo belleza de un instante.