16 may 2015

AMANECÍ SIN MUSA




Amanecí sin musa,
al despertar no estabas en mi cama.

Busque entre las cobijas los lunares de tu espalda,
y en el colchón los gemidos de unas horas antes.

Todo estaba tan callado.

El sonido de mi corazón acelerado
retumbaba fuertemente sobre el eco vacío de mi habitación.

Amanecí sin musa y ya no sé a quien escribirle,
la poesía carece de sentido
el lápiz se convirtió en mi peor enemigo.

El café estaba frío,
así que opte por la botella de licor que se encontraba en la mesa.

Mientras lloraba,
quemaba mis poemas
que una vez fueron tuyos
y ahora ya no son de nadie.