11 oct 2014

CRÓNICA DE UN PACIENTE CON ÉBOLA- PARTE I




Nací en la frontera entre México y Estados Unidos, precisamente en la ciudad de Ojinaga, Chihuahua. Es una ciudad pequeña, tirandole a pueblo, la gente se debate entre el eterno dilema de llamar a Ojinaga ciudad o pueblo. Bueno, como sea, tengo veinticuatro años y hace apenas unos cuatros meses que me gradué de la universidad como Ingeniero en Tecnologías de la Información y la Comunicación en el Área de Multimedia y Comercio Electrónico ¿quien demonios les pone nombres tan largos a los títulos?

Conseguí un trabajo como profesor de medio turno en la Universidad local, es un buen trabajo: un buen sueldo, vacaciones dos o tres veces al año, días feriados, aguinaldo, vales de despensa, prestaciones y esa pequeña satisfacción el que los alumnos te llamen "profe".

Mi nombre es Rodrigo Rosas Ruiz (mis amigos me llaman el "Tres Erres"), vengo de una familia de clase media, por lo que nunca me me falto nada, pero tampoco me sobro.

Mi padre al igual que yo es profesor de matemáticas en una secundaria de la comunidad y mi madre es ama de casa de tiempo completo. Mi hermana menor es apenas.. ¿estudiante?.. bueno... lleva malas notas en clase.. de matemáticas con mi papá de hecho.

Me considero una persona sencilla y de gustos un poco diferentes, disfruto de leer libros de ciencia ficción y de terror, amo ver películas de Woody Allen o de Robert Rodriguez, disfruto de una forma excesiva mi PlayStation y ver series en Netflix con la compañía de mi perro (anteriormente las veía con mi novia).

Desde que me dejo mi novia he cambiado un poco mi forma de ser, dure dos semanas encerrado en mi habitación escuchando canciones de mariachi y bebiendo unas botellas que tenía en la casa, escribí un millón de poemas en contra de ella y me humille un par de veces a fuera de su casa.

Ese soy yo, en pocas palabras.

Mi nombre es Rodrigo, y por cierto,

Hace dos días  me diagnosticaron Ébola.