25 jul 2014

HACE VEINTIÚN AÑOS




Hace veintiún años, nació este ser imperfecto, sietemesino, con pocas probabilidades de sobrevivir.
Vivía en una casa humilde, con un padre que continuaba sus estudios y cada fin de semana se iba a la capital a concluirlos, y una madre joven que le daba cariño mientras el regresaba. Eran momentos difíciles, donde el dinero hacia falta, pero el era feliz cuando papá regresaba a casa con uniformes de fútbol para el, y con danoninos (para ser tan fuerte como Gokú).

Creció marginado, con pocos amigos en el jardín de niños y en la primaria, y siendo excluido por su situación económica, odiaba la presión de sus padres por las calificaciones, y matarse estudiando para ir a los concursos académicos de la zona.
En la secundaria no mejoro mucho la situación, comenzó a fijarse en el sexo opuesto, en sus amigas, pero no se atrevió a invitarlas a salir. Trato de cambiar su personalidad retraída... comenzó a vestirse diferente, a decir groserías, a reprobar en los exámenes, a fugarse de las clases. Todo para tratar de encajar en el perfecto mundo que veía (erróneamente) de sus "compas". Todo esto para sentir la traición de los que creía sus amigos al ser atrapados en una travesura.

Entro al bachillerato, y durante un año no hizo amigos, no hablaba con nadie y se dedica a escribir cursilerias... un día, en el salón de clases, hubo una reunión de equipos, y conoció a los que serian sus amigos del alma, eran unos completos locos, hablando de cosas de jóvenes como lo son el sexo opuesto y las relaciones sexuales, y acerca de fiestas y lugares a los cuales visitar. Al poco tiempo cambiaron para bien la personalidad de el, comenzó a salir a fiestas (poco a poco), a conocer amigos nuevos y mujeres, a divertirse y sentirse completo.

El día de la despedida tuvo que llegar: la graduación, y aunque ellos se seguirían viendo en lugares y fiestas, no seria lo mismo que la diversión vivida en aquella escuela, cada quien tomo un camino diferente, buscando desarrollarse academicamente en una universidad, para tener un futuro asegurado.

En un tiempo su vida dio otro vuelco, con el fallecimiento de su bisabuela, una de las pocas personas que lo comprendían totalmente, y estando en duelo tuvo que marcharse a la capital a estudiar, a vivir con personas desagradables y pasar momentos incómodos.
Se harto de eso y se fue a vivir solo, y ahí comenzó a sentirse libre, y a sentirse independiente, y a amar su carrera y disfrutar de la ciudad nueva...
pero fue corta esa sensación, le pego en el alma la soledad, y el rechazo de una de sus mejores amigas de la cual se había enamorado, se encerró en su mundo, de poesía triste y cerveza barata, llego a un punto de necesitar ayuda psicológica por los pensamientos negativos que pasaban por su mente.

A punto de terminar la carrera, decidió regresar a su ciudad a realizar sus practicas profesiones y a alinear su alma y sus demonios. Allí conoció a personas muy amables, hasta el punto de llegar a considerarlos sus hermanos, empezó de nuevo a recobrar confianza y a salir a divertirse, y conocer más gente nueva y mujeres hermosas... termino sus practicas y fue contratado en la misma empresa, y todo parecía ser perfecto en su mundo.

Hubo momentos de altibajos, donde su estado de animo cambiaba cotidianamente, y donde se lleno de desgracias por la muerte de dos familiares suyos y situaciones que indicaban que estaba maldito.

Entonces un día, de la manera más extraña y extraordinaria, conoció a una mujer que lo rescataría de su infierno, que le enseñaría el mundo de una manera distinta, que despertaría en el ese amor y erotismo muerto hacia unos años.

Esa mujer que tiene unos ojos grandes, y unos labios que dan ganas de morderlos, con un cuerpo de Diosa y una voz de ángel, cambio su mundo y su universo.

Este ser solo quiere agradecerle a esa Diosa, de donde quiera que haya venido, del cielo o del infierno, del Olimpo o del Hades, cada momento extraordinario que ha pasado con ella, cada risa, cada chiste, cada fotografía , cada videollamada, cada consejo y cada beso, porque hace veintiún años, que este ser no se sentía completo.

Gracias Afrodita, por aparecer en mi vida, y poder contemplar frente a mis ojos su magia, y decirle que es un placer poder hacerla feliz también, y cruzar nuestras miradas a kilómetros de distancia, y  llenar mi alma de un millón de sentimientos.