Te juro que no me acuerdo de tu cuerpo
ni de los lunares como estrellas en tu espalda,
ni del tacto frágil y salvaje de tus manos,
que sofocaban mi cuerpo con caricias.
Tampoco del sabor a sexo de tus senos
y tus labios que besaban como fuego
rugiendo llamaradas con mi nombre
y quemando todas mis entrañas.
He olvidado hasta el retoño ubicado entre tus piernas
que me conducía a lugares que no existen
donde todo el mundo se movía con el vaivén de tus caderas
y se bebía el sudor de tu lujuria.
Por eso te invito a mi habitación a hacer memoria,
a recordar viejas glorias y librar combates en mi cama,
te imploro que me ayudes a no olvidarte
porque te lo juro diosa griega,
que no me acuerdo de tu cuerpo.
