Los bardos componen canciones en tu nombre
Alabando tu belleza y tu figura.
Gabriela te llaman, inspiración de los hombres
que convierten tu cuerpo en escritura.
Tu rostro es maravilloso Dulcinea,
Alberga la perfección de todo el universo,
del sol, la luna y las estrellas,
del mar y la marea,
de la bondad y lo perverso.
Tus ojos rebosantes de misterio
A veces café oscuro penetrante
A veces café claro, desafiante
Me encierro en ellos, son mi cautiverio
Tus labios sabor a vino tinto
Manantial de los sedientos y perdidos
Al mirarlos los bebo por instinto
Capaces de curar a los heridos.
El cuello elevado a lo perfecto,
sendero que conduce a la lujuria
tan fuerte, tan largo y tan esbelto,
Recorrerlo es el camino hacia la gloria
Hacia la linea delgada de tu busto
Que guarda aquellos dos hermosos templos
Edificados por los mismos dioses para al alma darle gusto,
para besarles, tocarlos y adorarlos, por ejemplo.
Lo único que pido es poder morir contemplando tu belleza,
Morir en tu lecho seria un honor y una bendición
llevarme al otro mundo las ultimas imágenes de tu pureza
Y el sonido de tu voz, mi ultima canción.
